Mendocino, actor , director y maestro con más de 50 años de carrera. Se cansaron de nombrarlo personaje destacado de la cultura. Estuvo exiliado por Perú , Bolivia y Ecuador, nunca abandonó su profesión porque el tiene, como dice, una “herramienta mágica”. Dicen que es el Fontanarrosa del teatro. Una persona que vale la pena conocer.
Por Ernesto Suarez
Le hicimos una sola pregunta:
¿Qué se hace cuando la historia se repite y todo lo que hacemos parece en vano?
Y esto nos contestó:
Esta historia la hemos vivido muchas veces, y el dolor no nos puede bajar, lea a Galeano para entender que es la utopía. Ahora con un grupo de amigos, compañeros de militancia de la época de antes y de ahora, jóvenes del grupo sol a sol, empezamos a hacer una campaña que otra gente se ha prendido boca a boca, no tenemos nada. Hagamos mini revoluciones en los quioscos en las verdulerías en los colectivos, nosotros hacíamos teatro invisible en la época antes del exilio, nos veíamos en la calle y nos poníamos a discutir de un tema económico , se armaba un quilombo y nos íbamos tomando temas de Augusto Boal. La pelea es desigual, si la pelea es desigual y uno se bajonea cagó pal´ fisco. Yo voy a cumplir 80 años. Ahora me voy a Ecuador a juntarme con mis compadres del exilio, mis actores compañeros queridos que me han invitado, voy a hacer Educando al Nene a dar unos talleres. Estoy con la salud media jodida pero no bajo la guardia, sigo trabajando en los barrios, sigo trabajando en las escuelas terminales, ahora estoy trabajando con una niña hermosisima que tiene un cáncer terminal, nos escribimos , tiene 7 años, los padres son muy queridos por mi, voy a contarle cuentos y se enamoró de Los cuentos del Tío Ernesto que salen en Youtube, le cuento cuentos por teléfono y me contesta, ayer me decía: el otro día vi una lucecita en la montaña y le dije dame tu calor como dice el tío Ernesto, y yo le dije : Esa luz, esa luz, sabes porque está esa luz? Porque yo la aprendí de mi mami, con el brasero que teníamos se apagaba el brasero, porque no teníamos guita, entonces mi mamá decía; vengan al brasero y miren fuerte, metan las manos y van a ver que les va a dar calor. Esa es la imaginación, decía así mi vieja analfabeta. No hay que bajar la guardia, nos queda el pensar en la utopía, nos queda un tipo que convenzamos, no pensemos en los políticos, hay una corruptela muy grande, también todos se equivocan, todos pesan para su costal, ahora las otras fuerzas están todas divididas. El poder embrutece a todo el mundo pero nosotros tenemos una magia. Yo voy al bar , me paro y empiezo a hablar huevadas, a contar cuentos, a todo lados que voy , en la verdulería, le cuento cuentos al del camión de la verdura, se cagan de risa y le meto las huevadas de macri. Y bueno, volvamos otra vez a foja cero, antes del exilio. No se quien dijo la frase, me parece que debe haber sido algún pelotudo: No te des por vencido ni aún vencido. Tenemos una herramienta que es el teatro. No bajemos la guardia.